Arpones contra tópicos anticristianos


Jesús Cotta.- Entre los tópicos hay clases sociales. Los hay para legos y los hay para especialistas, con muchos niveles intermedios. Los legos no entienden los de los especialistas y, para no parecer legos, los especialistas no secundan los que son para legos, aunque soplen en su misma dirección. Ningún anticlerical de categoría va a sostener que “Jesús es un invento de los curas”: eso solo lo dice un analfabeto histórico. Aquí ofrezco una clasificación improvisada, pero creo que útil y válida de tópicos antirreligiosos (¡menudo filón hay ahí!) de más simple a más elaborado.

-"En el Vaticano los grifos son de oro": este me lo dijo un currante que vino a arreglarme la cocina. Sin comentarios.

-"Si la Iglesia vendiese todo lo que tiene, se acabaría el hambre en el mundo": este me lo han dicho, exactamente, un millón de personas. Por lo visto, la solución al hambre no es que ese millón de personas venda su chalé de la playa, no, sino que le vendamos la Macarena a Bill Gates para pagar unos treinta mil desayunos a los sin techo y nos quedemos aquí sin la Macarena, como si fuese incompatible pagarlos sin venderla. Otro tópico de similar categoría es "Todas las religiones son iguales", que es lo mismo que decir, por ejemplo, que todos los escritores son iguales, desde Corín Tellado a Cervantes, o que todos los sistemas políticos son equivalentes, desde la tiranía de Pol Pot a las democracias europeas; y, por supuesto, san Francisco de Asís era tan malo como Jomeini.

-"La Iglesia siempre ha estado con el poder". Este tópico con pretensiones históricas tiene más caché. Se lo he oído siempre a personas con estudios superiores. Si estar con el poder es cumplir para él una función, desde luego que ha estado con el poder. Pero también han hecho eso las escuelas y los ejércitos y los súbditos en general, y nadie les lanza tal acusación. Además, ¿esa situación siempre ha sido así, en los dos mil años de historia de la Iglesia y en todas las zonas del globo donde ha habido cristianos? ¿No ha estado a veces perseguida contra el poder o frente al poder? Por lo demás, ¿no estar contra el poder es ya estar con el poder? ¿Y no es eso lo que hacemos todos, menos los terroristas: estar con el poder, participar del poder y formar parte de él? Eso es malo solo si el poder es malo.

-"Las religiones no han producido más que guerras", que es como decir que las matemáticas no han producido más que niños llorando los domingos por la noche porque no entienden las ecuaciones o que el alpinismo no ha producido más que accidentes. Esto lo afirma, con gafas de cultureta, quien no tiene ni puñetera idea del número total de guerras conocidas y mucho menos de sus verdaderas causas, que aún andan estudiando los verdaderos historiadores (¿la Gran Armada de Felipe II tenía como único objetivo salvar el catolicismo en Inglaterra? ¿Esa invasión no se habría producido si Inglaterra hubiese sido fiel al Papa, pero enemiga política de España? ¿Los países de idéntica religión, como España y Francia, nunca han estado en guerra?); quien tampoco se ha preocupado por averiguar cuántas guerras ha evitado la religión (¿de cuántas guerras nos libraron al final de la Antigüedad y al principio de la Edad Media los benditos misioneros cuando cristianizaron a los pueblos bárbaros que iban incendiando y destruyendo lo que quedaba del Imperio Romano?); quien no repara en que lo religioso es casi siempre excusa más que causa, tan intrincado con lo cultural que es imposible deslindarlo (¿acaso no es el fundamentalismo islámico una ideología política enmascarada de religión que busca la preeminencia de un grupo cultural? ¿Acaso el IRA buscaba la defensa del catolicismo?); quien no repara en que las peores guerras de la historia no han sido precisamente religiosas, sino provocadas por ideologías irreligiosas o esencialmente antirreligiosas (nacionalismos, tribalismos, marxismos, fascismos…); quien no repara en que lo que siempre han hecho los poderosos es justificar las guerras en nombre de los más altos valores (libertad, igualdad, fraternidad, patria… y uno de sus favoritos es, ¡tachán!, Dios); quien no repara en muchas otras cosas porque está parasitado por sus propios prejuicios.

"Las peores guerras de la historia no han sido religiosas, 
sino provocadas por ideologías irreligiosas 
o esencialmente antirreligiosas (nacionalismos, 
tribalismos, marxismos, fascismos…)"

-"El catolicismo es la mar de cómodo: cometes un pecado, te confiesas y luego, hala, a pecar otra vez". Este tópico se lo he oído a muchas personas con carrera, casi siempre con simpatía y como elogio, pero no deja de ser por ello una caricatura del arrepentimiento y la confesión y un desconocimiento total de lo que nos enseñaban en el catecismo: sin verdadero propósito de enmienda no hay perdón, por más que uno se confiese. Por otra parte, ¿cómo gestiona sus pecados el que suelta ese tópico? ¿Los arrastra como una losa? ¿Los considera tan solo experiencias? ¿No es más sano reconocer que fue un pecado, arrepentirse y hacer borrón y cuenta nueva, por ejemplo, con una buena confesión? Además, lo más probable no es que alguien diga: “Voy a ser infiel esta noche y luego me confieso”: quien planea un cuerno con tal tranquilidad, luego no se confiesa, porque no le pesa; más bien se confiesa el que no lo ha planeado, sino que ha bajado la vigilancia, ha caído, se ha dejado llevar y toda esa gama de sutilezas que hay ante la tentación.

A veces el tópico es una expresión brillante de un concepto filosófico. Por ejemplo, del mito del buen salvaje de Rousseau se deriva este tópico que me espetó en cierta ocasión un guatemalteco: "estábamos felices, inocentes y desnudos hasta que llegaron ustedes los españoles con su idea de pecado". ¿No es una simpleza pensar que los desnudos son más buenos que los vestidos? ¿No hay entre los desnudos gente abusona, mentirosa, violadora y caníbal? ¿A las esposas indígenas, solo por estar desnudas, les parecía normal que sus maridos les diesen los mejores bocados a las jovencitas para acostarse con ellas? ¿Nuestras madres, si vivieran desnudas, habrían sido más buenas?




Y luego están los tópicos de la élite intelectual; tienen más caché y están más elaborados. Nacen en universidades y en libros sesudos y solo son asequibles para personas de cierta cultura. Pero no dejan de ser tópicos porque, por más lúcidos que parezcan, no son sino una combinación resultona de conceptos que no soportan un análisis ni aportan pruebas, sino que son fuegos de artificio que impresionan por sus colores, sus notas y sus contrastes, elegantes disfraces del anticristianismo. Por ejemplo, "la religión lleva en sí la semilla del fanatismo, porque cada religión se considera la verdadera". Otra variante: "el monoteísmo es de por sí violento porque rechaza a los demás dioses", tópico que pasa por alto que lo que nos hace peligrosos no es creer que tenemos la razón (en ese caso todos los hombres seríamos violentos, porque todos, incluso los relativistas, creen tener razón), sino ser malas personas: el malvado se convierte en un hincha con cualquier excusa: el fútbol, la patria, la política, la religión…, porque la causa de la violencia no es la religión, sino el corazón del hombre, capaz de convertir en arma la cosa más inocente, incluso un paraguas. Ya lo dijo Cristo, el máximo destructor de tópicos: las maldades no salen de las cosas que están fuera de nosotros, sino de dentro de nosotros.

"El monoteísmo favorece la monarquía absoluta" es un tópico aún más elaborado, pero, si fuese cierto, ¿por qué la Roma con más dioses que habitantes tenía un emperador que además era un dios? ¿Y qué decir del divino emperador de Japón? ¿Y por qué la democracia ha surgido en países monoteístas?

Aparte, están la legión de tópicos vestidos de psicología que relacionan religión con represión y problemas. "La religión está obsesionada con el sexo": ¿y no lo estamos más bien nosotros y por eso no toleramos a nadie diciéndonos, por ejemplo, que el sexo sin amor es pecado y que ver pornografía es inmoral? "La religión considera que en el sexo todo es pecado": ese pasa por alto que todo no, sino solo el sexo sin amor y fuera del matrimonio; no es una moral para todo el mundo, pero ha funcionado durante dos mil años y mucha gente sigue apostando por ella. Y, para terminar, "La religión controla el sexo para controlar a la gente": este olvida que el sexo, si no lo ordenan las religiones, lo van a ordenar los prejuicios, las modas, los psicólogos o, como ahora, el poder a través de las escuelas, pero alguien lo va a hacer porque el sexo es irracional, pero el hombre es racional y tiene que someterlo y reprimirlo de algún modo; más bien lo que las religiones han intentado, al situar el sexo en el contexto del amor y el compromiso, no es controlar a la gente, sino que el sexo no controle a la gente: como decía Chesterton, y cito de memoria, “Si el sexo no es siervo, se convierte en señor”.

"Lo que las religiones han intentado, 
al situar el sexo en el contexto del amor y el compromiso, 
no es controlar a la gente, 
sino que el sexo no controle a la gente"

Una de las primeras fases que sufren todos los grupos perseguidos es ser víctimas de tópicos que, a ojos de los demás, los igualan y los afean, lo que facilita su marginación social, su eliminación política o incluso su muerte. "Los judíos son subhumanos" los acabó gaseando. "Los frailes envenenan los pozos" y un séquito macabro de tópicos con mala uva y sin fundamento condujo a la muerte en la España de 1936 a miles de católicos, entre ellos unos siete mil sacerdotes y religiosos. Todos esos tópicos anticristianos tienen una consecuencia (que, a veces, es un objetivo): generar la certeza de que los cristianos, en un bloque monolítico y peligroso, son intolerantes, reaccionarios, cerrados, enemigos de libertades y derechos, defensores del sufrimiento, del machismo, hipócritas, rígidos, seguidores poco inteligentes de una religión desfasada cuya intervención en la historia solo ha traído guerras, represión y oscurantismo. Así que detectar tópicos, desactivarlos y neutralizarlos es lo mejor que podemos hacer los unos por los otros, sean o no cristianos.